
La conmoción y el dolor invadieron a la comunidad de Morón tras el trágico asesinato de Franco Vera, un joven de 21 años que, según su madre, era un trabajador ejemplar y un pilar en su hogar. En una emotiva declaración, la madre de Franco, Marcela, aseguró que el barrio se había convertido en una «zona liberada» para el narcotráfico, donde la policía nunca brindó una solución efectiva a los vecinos que sufren la violencia y el miedo diario.
En ese marco tras una entrevista realizada en C5N, conducida por Daniela Ballester, Marcela compartió su angustia y exigió justicia por la muerte de su hijo. «Era un chico trabajador, un chico sano. Buena persona, nunca trajo un problema», expresó con lágrimas en los ojos, mientras recordaba a Franco como un joven lleno de sueños y aspiraciones.
La madre de Franco narró que el tiroteo que terminó con la vida de su hijo fue resultado de una balacera entre jóvenes en moto que pasaban por el barrio. «Algunos le debían plata a uno de ellos y empezaron a tirar tiros hasta dentro de la casa», explicó, añadiendo que la policía le había informado que estaban buscando a Tato Correa, el presunto autor del crimen, quien sigue prófugo y es intensamente buscado.
Marcela también relató un momento angustiante en el que su hijo más pequeño le advirtió sobre los disparos, justo cuando Franco había salido a ver a un amigo. «Era un día normal, y de repente se desató la violencia», comentó, enfatizando que la situación de inseguridad en la zona había llegado a un punto crítico.
La tía de Franco, Liliana, también se pronunció sobre la ineficacia de las fuerzas de seguridad en la lucha contra el narcotráfico. «La Policía solo cuida a los narcos», afirmó, denunciando la escasa respuesta de la Gendarmería ante la grave situación. «No digo que todos son corruptos, pero la mayoría», añadió, poniendo de relieve la frustración y el desamparo que sienten los vecinos.
Franco Vera, quien había asumido el rol de sostén de la familia tras el fallecimiento de su padre hace un año, murió en brazos de su hermano más pequeño, un hecho que ha dejado una profunda herida en su familia. Marcela enfatizó que «todos sabían que no era una verdulería» el lugar donde se vendía droga, un búnker que operaba en la zona, y denunció que ahora la policía reprime a los vecinos en lugar de abordar el problema de fondo.
El clamor de la madre de Franco se suma al clamor de toda una comunidad que exige justicia y seguridad. Los vecinos, visiblemente frustrados por la falta de acción por parte de las autoridades, han comenzado a unirse en un esfuerzo colectivo para denunciar la situación y buscar soluciones para erradicar el narcotráfico y la violencia que han invadido sus vidas. La historia de Franco Vera es una tragedia que refleja la urgencia de una respuesta más efectiva por parte de las autoridades para proteger a los ciudadanos y garantizar un entorno seguro.