El sistema científico argentino enfrenta una crisis profunda, evidenciada por los recientes datos de los presupuestos oficiales analizados por Agencia de Noticias Bonaerenses. En 2024, se destinaron un 30% menos de fondos para la función “Ciencia y Técnica”, y las proyecciones para el Presupuesto 2025 también indican una caída en las inversiones.
En ese contexto el panorama se agrava con la reducción de recursos para el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), que ha visto disminuir su personal y, por ende, la cantidad de investigadores y becas disponibles.En el presente año, el Conicet cuenta con 11.868 investigadores, una disminución respecto a los 12.176 del año pasado.
Asimismo, las becas han pasado de 10.905 en 2023 a 10.472 en 2024, lo que ha generado una creciente preocupación sobre el futuro de la investigación y la formación de nuevos científicos en Argentina.Los especialistas advierten sobre el riesgo de un éxodo de científicos, así como el desmantelamiento de grupos de investigación que históricamente han sido pilares del desarrollo científico en el país.
Esta inquietud se ha visto reflejada en la reciente renuncia de Manuel García Solá, director del Conicet, quien en su carta de dimisión expresó su rechazo a cualquier tipo de persecución por ideas científicas, políticas o religiosas, subrayando el clima de tensión que se vive entre el Gobierno y la comunidad científica.García Solá, quien había sido ministro de Educación durante el gobierno de Carlos Menem y representaba a la Sociedad Rural Argentina en el directorio del Conicet, alzó su voz en un contexto donde el presidente Javier Milei ha calificado a los científicos argentinos de “casta”, generando un ambiente de confrontación con la comunidad académica.
Los datos presupuestarios reflejan una inversión en ciencia que ha disminuido considerablemente. Entre 2023 y 2024, el gasto en la función “Ciencia y Técnica” ha caído un 30% en términos reales, es decir, descontando el efecto inflacionario. Para 2024, la inversión se estima en el 0,23% del Producto Bruto Interno (PBI), lejos del mínimo del 0,39% establecido por la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.Además, se proyecta que las partidas del área caerán un 2% real en 2025 con respecto a los gastos de 2024. “La caída del presupuesto es fuertísima. Lo más castigado es lo que era el Ministerio de Ciencia, hoy subsecretaría.
Desde ahí se pagan solo sueldos, lo que implica que planes para equipamiento, construcciones, laboratorios y proyectos están congelados”, advirtió Agustín Campero, ex secretario de Articulación Científico Tecnológica.Este contexto de recortes también ha llevado a retrasos en el pago de los Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT), un instrumento fundamental de financiación. Jorge Aliaga, ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, destacó que los PICT de 2020 y 2021 se están pagando a un tercio del valor de 2023, mientras que los de 2022 aún no han sido iniciados.Además, programas como “Construir Ciencia” y “Equiparar Ciencia”, destinados a fomentar la investigación en las provincias, han sido paralizados, lo que limita aún más las oportunidades para los investigadores.
Cabe señalar, que la situación del sistema científico argentino es crítica, marcada por recortes presupuestarios, una disminución en la cantidad de investigadores y becas, y un clima de tensión con el Gobierno que pone en riesgo el futuro de la investigación y el desarrollo en el país. La comunidad científica se encuentra en un momento decisivo, donde la defensa de la inversión en ciencia y tecnología se vuelve más urgente que nunca.